La visita se dio en un contexto difícil. Se decía que Kennedy estaba molesto con el presidente Adolfo López Mateos porque México no apoyó a Estados Unidos ante la ONU en su política sobre la Revolución cubana. México fue el único país del continente que no rompió relaciones diplomáticas con el gobierno de Fidel Castro. En 1961, Kennedy anunció un ambicioso plan llamado Alianza para el Progreso, que consistía en financiar a los países de América Latina con tal de que negaran su apoyo a Cuba. Como México no había apoyado a Kennedy, había resentimiento frente a López Mateos. Sin embargo, ambos presidentes eran muy educados y tenían muchos puntos en común y las relaciones México-estados unidos volvieron a reestablecerse.