Cuando el presidente Truman llegó a México el primer saludo dirigido fue hacia la madre del emabajador de Estados Unidos en México. El embajador por su parte se encontraba delicado de salud, por ello no podía completar las tareas basicas en la embajada, pese a ello, el presidente Truman eligió quedarse en la embajada en lugar de ir al Castillo de Chapultepec, a donde había sido invitado oficialmente por funcionarios mexicanos.
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